Susurro en el oído.

jueves, 28 de marzo de 2013

A veces cuando no le veo,
cuando no le encuentro entre mis brazos,
o incluso, cuando te recuerdo entre las miradas que me hacían feliz
y ahora me angustian y me derrumban cada vez que te  veo
entre la multitud de gente que ni siquiera conozco,
caigo rendida ante las lágrimas que destrozan 
a este corazón.
No necesitaba nada más allá de una mirada que
iluminara la sonrisa tan convaleciente
que ahora susurra al viento que desaparezcas 
para poder olvidarte.
Pero el destino no se define, ni depende de nadie, 
al igual que no espera a que le sonrías.
Siendo cruel, me susurra que no quiere que te olvide,
que siga siendo fuerte porque no permitirá 
que esto se acabe aquí.
Yo mientras tanto, te espero entre sollozos,
bajo las sábanas de mi cama,
acostándome todos los días 
esperando que tu cubras el hueco que queda en mi cama.



Mírame y si ves duda en mis ojos no me juzgues 
porque mi pasado me ha hecho tener miedo.


Querido alguien:
Se que es una osadía decirte esto pero te echo de menos. Nos conocemos y guardo todos nuestros recuerdos en mi memoria como que fuera mi película preferida; por eso vengo a contártelo.Debería empezar por el principio pero opto por saltármelo que me enrollo y luego nunca acabo.
No sé en que momento, ni dónde, empezaste a importarme tanto que todo lo que hacía contigo por muy aburrido que fuera tenía su parte de emoción. Mentiría si dijese que no recuerdo nuestro primer beso, me sentiría tonta si lo olvidará. Me gustó. Fue bonito, en  la Gran Vía, con sus coches pasando, las motos acelerando, los taxistas pitando y el asfalto rugiendo. Las horas contigo no se comparaban a las que podía pasar con nadie. El tiempo cuando estábamos juntos corría mucho más deprisa y yo siempre quería que se parase. Creía imposible conseguir perder a alguien por Madrid y que consiguiera perderme pero ya me he dado cuenta que los imposibles no existen que tan solo son improbabilidades que a veces se cumplen. Lo mejor de perdernos por Madrid era que yo conseguía perderme en tu mirada y tú, yo no sé si te perdías conmigo. Esos besos dulces que me dabas y esos abrazos que me refugiaban del frío de Madrid. Dime dónde puedo conseguir eso otra vez de nuevo que quiero volver a sentir la dulzura de unos labios y no el frío del invierno. Dónde se quedaron tus manos traviesas, juguetonas que me cogían por los aires, que me acurrucaban en tus brazos y que se juntaban con las mías por las calles de Madrid.  Y ahora me desgasto en este recuerdo, me quema el cuerpo por dentro y  Madrid me hace cada vez más pequeña. Tú que me vacías y me llenas constantemente ahora me vacías más que nunca. Supongo que todo pasará... que algún día te veré como un recuerdo más, como alguien importante en mi vida, más importante de lo que crees pitufín. ¿Recuerdas cuando entraste en uno de mis rincones favoritos dónde escribir es algo tan sumamente relajante que parece que no existo? Y, ¿recuerdas cuando entre carcajada y carcajada pediste un recuerdo de los dos en este blog? Yo lo prometí y aunque sé que no lo vas a ver o que ni siquiera pararas a ver que escribo, aquí tienes tú momento, en el que dejo el orgullo a un lado y mi maldita frialdad para escribirte a ti. Te prometí que siempre sonreiría o que buscaría la felicidad, en verdad la había encontrado; eras tú. Pero ahora que no estas prometo buscarla e intentar ser feliz y tú nunca desistas en ello. Y aunque en todo este tiempo no te lo dije...
te quise.


No volveré a cometer los mismos errores,
ni en la Gran Vía, ni en tus labios.


miércoles, 27 de marzo de 2013

¿ Lo ves? ¿Ves aquello que se aleja por ese camino? Se llama ilusión y se va contigo.
Y, ¿ me ves? Soy yo, la que se pinta los labios de rojo, la que se pone 14 cm de tacón para irse de fiesta y escuchar el zumbido de sus tacones o mejor, para que tú mires como taconean estos zapatos, entre bastantes copas, a la soledad que ahora me dejas a la vuelta de la esquina.
¿De verdad no sabes quién soy? Yo sí que te conozco, bueno o si que me acuerdo bastante de ti, a lo mejor más que tú de mí, tranquilo no te preocupes; era de esperar. 
Pero dime, como no voy a recordarte si te habías convertido en una de mis prioridades y ahora me la quitan como se esfuma el humo de un cigarro. Explícame dónde hemos dejado los besos a medias y los mordiscos compartidos. Dónde quedan todos nuestros secretos que ahora se podrían desvelar al mundo, que más da, ya no somos nada. Dime dónde se quedan las horas de cosquillas y mis enfados porque juguemos al juego de a ver quien muerde a quien. O dónde se quedan los momentos en los que me callabas con un beso y dime tú, como cubriré la ilusión o la magia de cada sorpresa. Y sí, sé que todo en algún momento se acaba, da igual los motivos las razones, supongo que si algo tiene que acabarse se acaba y ya esta; no hay que darle vueltas intentando buscar tres patas al gato aún sabiendo que tiene cuatro. 
¿Sabes? Te cuento un secreto? Pero no se lo puedes decir a nadie ¿prometido? Me has vaciado, te has llevado contigo todo sentimiento y lo peor de todo me dejas los recuerdos y dime tú quién va a cargar con todo eso eh. Supongo que yo. Prometo guardarte como el mejor recuerdo que ahora tengo, como a los besos en la Gran Vía, como a las tonterías en cualquier lugar, como la maldita sonrisa tonta que me salía cada vez que pronunciaba tu nombre o como la felicidad que hacía tiempo que ya no sentía. Sí, estoy segura de que puedo llamarlo felicidad. Y ahora que te vas, o que ya te has ido y vuelve a mi ese sentimiento de soledad me vuelvo a acostumbrar a él. Yo, antes de que tu existieras de esta manera tan bestial en mi vida, estaba acostumbrada a la soledad, a no estar acostumbrada a alguien. Llegas y me acostumbro a ti y ahora te esfumas como si nada. Y parece que en la vida hubiera sentido esa sensación. 



La pintaron París y cuando se miró al espejo
 solo se encontró de frente con la soledad.

jueves, 21 de marzo de 2013

Probablemente esto que escribo no lo leas o puede que me escuches cada vez que repito en voz alta a ver si existe algún error en estas líneas que plasmo, porque para ti, no debería existir ningún error. Podría decirse que esto es una carta que te escribo por echarte de menos y esto es la introducción de carta que no existe osea que lo haré bien:
Jueves 21 de marzo del 2013.
Querido abuelo:
En primer lugar, me faltaran líneas que expliquen todo lo que siento durante días, meses incluso años. ¿Años? Como pasa el tiempo de rápido. Hace ocho años me enseñabas a atarme los cordones de los zapatos, cuando me costaba aprender tantísimo y tu te ponías a rabiar pero tenías paciencia, la paciencia que siempre se necesita conmigo para conseguir las cosas o para hacerme entrar en razón pero lo mejor de todo era el abrazo de después; los abrazos insustituibles. Tus abrazos. Los que en estos días se echan en falta, los que nadie entendía, los que nadie sabe dar, porque ningún abrazo tiene el calor de los tuyos. Sonará egoísta pero me gustaba mucho más cuando veía tu cara, tus sonrisas; cuando te veía a ti. Y si existe una vida después de esta, tú te mereces la mejor vida que se pueda encontrar, de esas vidas que no tienen preocupaciones y que se es feliz y todas las cosas buenas y aunque las cosas buenas tenga su parte mala, tú no te mereces esa parte. Todo recuerdo hace que cada día sea distinto, que no los olvide y que cada día tu ausencia se note más. Tú, serás la cicatriz que no se borre con nada, que no hay clavo que te saque de mi vida,. Probablemente la gente opine que estás demasiado lejos como para tenerte tan presente, lo que ellos no entienden es que para mí, tú no vives allí arriba, tú vives aquí conmigo aunque sea a base de recuerdos, no me importa. Tú que dejaste aquí a lo que sacaste adelante siempre con sonrisas, con ilusión,sin aparentar. Todavía recuerdo la de veces que hacías que saliera de todos los problemas ilesa. Gracias a tu apoyo me ahorré muchos malos tragos y eso te lo debo. Nada se compara a ti, de verdad, nada, ni nadie. Y prometo que eso será así aquí, ahora y siempre.

Lo que siento no se expresa con palabras, supongo que aquellos que han experimentado el dolor de perder a una de las personas que complementaban tantísimo tu vida, saben a lo que me refiero, para que mentirnos. 


Ni los ' te echo de menos' que puedo decirte
 mirando al cielo hablan de mis ganas de volver a verte.
No eran más que dos jóvenes ilusionados, sintiendo lo que algunos llaman amor pero otros deciden no etiquetarlo, tal vez por miedo, por instinto, por instantes. 
¿Yo? Yo ya no sé si sería capaz de decir qué es el amor, sé que no tiene definición o que ninguna estará completa pero dime, ¿eso de las subidas y bajadas, de hoy sí pero mañana no y pasado a lo mejor? Esas horas hasta la madrugada en días nostálgicos que no te los quita nadie pero te quitan el sueño, dime, ¿acaso tú lo entiendes? O mejor, ¿tú eres digno de explicarlo? 
El amor se experimenta, se siente, pero no se busca, llega solo, como la magia de toda relación. Me pregunto, que si de verdad existe Cupido, si acaso él ha sido capaz de experimentar que es el amor. Me pregunto si él se habrá lanzado una flecha a si mismo para saber a que enfrenta a cada ser. 
El amor duele, y nada lo cambia. Amar al fin y al cabo no nos saldrá barato.

Pero cuando estamos ciegos de amor, 
ni tú, ni yo, ni el resto del  mundo 
se frena por el miedo.

martes, 12 de marzo de 2013

Toda la habitación revuelta. Él tumbado en la cama, tapado por las sábanas dejando los pies al descubierto y dormido. Era de esperar. La noche no había sido una más pero si que había estado de más. Ella, no podía conciliar el sueño. Cogió la camisa del caballero y sin pedirle permiso se la puso. La tapaba lo necesario, tampoco pretendía que la tapara demasiado. Se acerco a la ventana, cogiendo del alfeizar de esta, la cajetilla de tabaco. Sacó un cigarrillo y en busca de un mechero topo con la mirada perdida que se desvanecían en esas sábanas color miel.  Regresó a la ventana y la abrió. Entraba ese aire fresco, mañanero, que siempre te inspira a pensar.  Él se removió entre las sábanas. Probablemente sintió ese fresco aire que le hizo que se arropara con esa sábana tan fina. Ella. Ella se quede firme, estable, segura, callada, tranquila, serena, en la ventana, sin poder dejar de mirarle.

Nunca estuvieron destinados a estar juntos, es más, nunca pasaron más de una noche juntos. Siempre hacían el amor, nunca echaban un polvo pero después de estos, ambos quedaban echos polvos. Y no lo entiendo. Sentían los cosquilleos y los voleteos de unas mariposas en el estómagos que ni siquiera sabemos si son verdad, que ni siquiera tenemos idea que es esa sensación que se nos pone en el estómago cada vez que lo vemos, cada vez que lo sentimos, cada vez que mencionamos la palabra 'amor'. Tal vez sea por ilusión, por decepción o por miedo, quien sabe. Pero en ese orden, podríamos definir las "fases del amor". Siempre, hay alguien que nos llena de una manera diferente a los demás y con diferencia, que nos hace sonreír con cualquier tontería incluso la mayor gilipollez y que es capaz de alegrarnos el día tan solo con una abrazo y nos ilusionamos, pero después de todo eso vienen las decepciones o las queridas desilusiones que nos atormentan, las discusiones que acabamos con un "Adiós" o un "Hasta nunca". Y a veces nos acabamos arrepintiendo y es por eso por lo que cogemos miedo al amor, por miedo a fallar, pero la única manera en la que podemos disfrutar del amor sera dejándonos llevar. Y todo esto es un circulo o mejor dicho triangulo vicioso que se repite constantemente.



Nunca he entendido al amor, probablemente esto vaya de eso
de hoy estar arriba y mañana abajo y así sucesivamente.


domingo, 10 de marzo de 2013

Hasta no poder más. 
Hasta verte sofocar frente a mí. 
Hasta que el amor nos haga. 
Hasta o decir basta. 
Hasta que los recuerdos sean tantos que nos duelen.
Hasta que el amor duela.
Hasta dejar de lado las promesas porque nos adelantamos a ellas.
Hasta que nadie se interponga entre nosotros.
Hasta que juntos seamos más fuertes que separados.
Hasta que las dudas hagan de nosotros lo que nunca fuimos.
Nada, ni nadie dijo que todo esto iba a ser fácil. Nada es fácil y si lo es, no valdrá la pena. Quiero estar a dos centímetros de tu boca mordiéndome los labios por besarte. Que el tiempo se pare en uno de nuestros muchos besos y que los besos de esquimal nunca desaparezcan. Que me beses la frente cuando no te mire a los ojos y que nos quedemos colgando en la cuerda floja del amor hasta mantener el equilibrio. De día de perdernos por Madrid y de días de perdernos en las sábanas de mi cama. De días de odiarnos o de días de desgastarnos a base de amor. Que me beses cuando de repente se pone a diluviar. Que me cojas y me abraces por instinto, por instantes.



Que ya no me importa lo que nos pueda deparar el tiempo 
mientras lo estoy compartiendo contigo.

viernes, 8 de marzo de 2013

Y, ¿todavía no te queda claro por qué te elegí a ti?
Te elegí a ti por tus manías.
Te elegí a ti por esas sonrisas tontas que me sacas.
Te elegí a ti por como eres.
Te elegí a ti por la persona que yo era cuando estaba a tu lado.
Te elegí a ti porque lo que siento en el roce de tus labios junto a los míos no lo consigue cualquiera.
Te elegí a ti porque conseguiste hacer de mí alguien diferente.
Te elegí a ti porque quería despertares a tu lado junto a un: ¡Buenos días, dormilona!
Te elegí a ti por los besos.
Te elegí a ti porque no existía ninguna pérdida más agradable que la de estar a tu lado.
Te elegí a ti porque me enseñaste a buscar los caminos que siempre llevaban a la felicidad.
Te elegí a ti porque fuiste lo suficientemente importante como para dejarte de lado.
Te elegí a ti por lo que quería vivir junto a ti.
Te elegí a ti por lo poco que resumo en estas líneas y lo mucho que me queda por contarte
Y tú, ¿por qué me elegiste a mí?


Y ahora que estas las cosas duelen a la mitad,
cuando no estés dolerán el doble.

Archivo del blog