Susurro en el oído.

jueves, 21 de marzo de 2013

Probablemente esto que escribo no lo leas o puede que me escuches cada vez que repito en voz alta a ver si existe algún error en estas líneas que plasmo, porque para ti, no debería existir ningún error. Podría decirse que esto es una carta que te escribo por echarte de menos y esto es la introducción de carta que no existe osea que lo haré bien:
Jueves 21 de marzo del 2013.
Querido abuelo:
En primer lugar, me faltaran líneas que expliquen todo lo que siento durante días, meses incluso años. ¿Años? Como pasa el tiempo de rápido. Hace ocho años me enseñabas a atarme los cordones de los zapatos, cuando me costaba aprender tantísimo y tu te ponías a rabiar pero tenías paciencia, la paciencia que siempre se necesita conmigo para conseguir las cosas o para hacerme entrar en razón pero lo mejor de todo era el abrazo de después; los abrazos insustituibles. Tus abrazos. Los que en estos días se echan en falta, los que nadie entendía, los que nadie sabe dar, porque ningún abrazo tiene el calor de los tuyos. Sonará egoísta pero me gustaba mucho más cuando veía tu cara, tus sonrisas; cuando te veía a ti. Y si existe una vida después de esta, tú te mereces la mejor vida que se pueda encontrar, de esas vidas que no tienen preocupaciones y que se es feliz y todas las cosas buenas y aunque las cosas buenas tenga su parte mala, tú no te mereces esa parte. Todo recuerdo hace que cada día sea distinto, que no los olvide y que cada día tu ausencia se note más. Tú, serás la cicatriz que no se borre con nada, que no hay clavo que te saque de mi vida,. Probablemente la gente opine que estás demasiado lejos como para tenerte tan presente, lo que ellos no entienden es que para mí, tú no vives allí arriba, tú vives aquí conmigo aunque sea a base de recuerdos, no me importa. Tú que dejaste aquí a lo que sacaste adelante siempre con sonrisas, con ilusión,sin aparentar. Todavía recuerdo la de veces que hacías que saliera de todos los problemas ilesa. Gracias a tu apoyo me ahorré muchos malos tragos y eso te lo debo. Nada se compara a ti, de verdad, nada, ni nadie. Y prometo que eso será así aquí, ahora y siempre.

Lo que siento no se expresa con palabras, supongo que aquellos que han experimentado el dolor de perder a una de las personas que complementaban tantísimo tu vida, saben a lo que me refiero, para que mentirnos. 


Ni los ' te echo de menos' que puedo decirte
 mirando al cielo hablan de mis ganas de volver a verte.

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