Susurro en el oído.

martes, 30 de julio de 2013

Omnia Vincit Amor.

Ya no sé si hay motivos o si tal vez no los entiendo. Ya no entiendo por qué seguí queriendote aún perdiéndote. Ya no sabía si estaba hecha para el amor. Ya no sabía dónde refugiarme. Puede que nunca encontrara unos labios que me dieran tanto calor o tal vez unos abrazos que me protegieran tanto. Unos brazos que me cuidaron o unos ojos que me miraran con cierta ilusión.
Se me cayó todo cuando te fuiste. Las ganas, la alegría. Se rompieron las sonrisas. Los miedos afloraron tanto que  el pánico a estar en la calle era inmenso.
De darte la mano y no encontrar otra como la tuya. De encontrarte en cualquier lado y de tener miedo a girar una esquina por si me encontraba contigo. De huir de ti en cualquier pasillo por no querer ver una mirada que no me dijera nada. De tener miedo hasta ahogarme en un vaso de agua.
He tenido ganas de ni pensar, de no tocar a nadie. Olvidé abrazar a alguien. Supongo que si alguna vez te has sentido asi me entiendes. Llegar a sentirte tan poco, incluso de no ser nada. Llegar a querer hasta las trancas, hasta no poder más y de repente darte cuenta que una mitad más una no hacen dos. Supongo que no hay que dar todo a una persona pero las mitades nunca fueron buenas, ni siquiera las cosas a medias. No escuchar tu voz ahoga los silencios. Supongo que retomar todo esto, devuelve la vida.
Regalas ilusión y alegría incluso a quien ni siquiera conoces. Recordarte durante tanto tiempo y poder abrazarte durante tanto tiempo. Tanto en tan poco me desordena. Supongo que el amor nos crea un desorden para que alguien lo ordene u ordena para que cuando se vaya se desordene todo. Estoy segura de que el amor todo lo puede.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog