Ya no te recuerdo, ya no con las mismas ganas. A no perdona, que ahora te estoy recordando mientras escribo en estas líneas con las manos ásperas de ya no tocarte, con la mirada perdida de no encontrar tus ojos. Y es que, hoy por hoy, ya no recuerdo tu voz, tal vez aguda o grave pero quién sabe. Quién sabe si volveré a verte si volveré a morder tus labios con las ganas de no soltarte nunca. Quién sabe si algún día rozaré la piel de otro sin tener miedo a que me diga te quiero.
Ya no lo espero, ya no de ti; pero es cierto que últimamente a quién espero es a ti o a las ganas de tenerte y no por capricho sino por necesidad.
Ayer no me lo preguntaba pero hoy me he cuestionado porque sin ti y cuando encontré el motivo de no tenerte me entro el miedo y di pasos de tigre buscando presa pero hacia atrás.
Parece absurdo recordarte de una manera tan influyente en un presente tan ausente.
Hoy sí, mañana no, y pasado ya veremos.
Que por rozar tu piel muero
pero por perderme entre sollozos recapacito y vuelvo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario