Juntos prometimos romper todas las leyes de la gravedad. Nada ni nadie nos impediría fundirnos hasta llegar a ser uno. Prometimos hacernos el amor cada noche y que nunca llevaríamos paraguas cuando lloviera porque siempre bailaríamos bajo la lluvia. Arrasamos Madrid con nuestras sonrisas tontas y nuestros malditos besos duraderos. Era inevitable que la gente no mostrase un poco de atención hacia nosotros si siempre eramos la pareja que más sobresaltaba por Madrid. Gran Vía envidia nuestro maldita perfección imperfecta. Pero a pesar de todo, todos tenemos secretos. Tú mentías al decirme que me querías, yo lo creía. Lo peor de todo, yo no sentía.
Ni yo soy tan París,
ni tú tan Venecia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario