Hay días en los que te quiero, pero hay otros en los que no te quiero ni ver. Puedo ser lo que quieras que sea por ti pero no me pidas la luna no te la pienso dar. Llámame egoísta pero prefiero pasar mil noches a tu lado envidiando lo bonita que es y lo mucho que nos queda para poder alcanzarla. Quiero que me des, que me regales tus mejores noches, a tu lado, en la misma cama, frente a frente agarrados y soñando juntos, haciéndonos el amor o dejándonos que el nos haga. Y podría pasarme días enteros así. Vivir juntos ¿por qué no? Demasiados sueños ¿no crees? Por ti, no saldríamos de la cama, allí donde conseguimos ser uno, donde los sueños se quedan al alcance de cualquiera y donde el cielo no esta tan lejos. Es ahí dónde las mantas no nos hacen faltan, ya nos acurrucamos el uno bajo el otro para darnos calor, el justo y el necesario. Por exceso o por defecto todo acaba siendo malo, que mejor que ser perfectos, el uno junto al otro. Por sentirte cerca, daría mi alma al infierno, por sentir tu calor o tal vez por volver a sentirme a mí. Por volver a percibir el olor de la vida, el color de la ilusión y el sonido de las alas que tienen los sueños. Por saber como sigue hablando el amor, si conserva esa voz desgastada y ronca por tantos años, por tantas heridas y por tantas caras ocultas.

A mí me da igual a la distancia que este el cielo
si yo te tengo a milímetros de mi cuerpo.
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