Susurro en el oído.

martes, 11 de junio de 2013

Érase una vez, un par de errores.

Todo empezó con una tontería, algo que indirectamente a ella no la afectaba. Tranquilamente, en su casa, mientras estaba duchándose sonó el timbre de la puerta. Joder, tenían la manía de siempre venir a verla cuando justamente se había metido en la ducha. Salió corriendo y cogiendo una toalla lo suficientemente grande como para taparla sus partes más íntimas y se dirigió a la puerta. Tenía medio pelo enjabonado y la otra mitad aclarado pero no se había dado cuenta. Abrió la puerta. Era ella, su amiga, con la que había quedado cuatro horas más tarde y al verla se asustó. ¿Que podría haber pasado para que hubiera venido hasta su casa sin avisarla ni nada? La dejó pasar, y esta estaba eufórica, llena de alegría, parecía que se había dado un chute.  Pero no, no se había dado un chute de heroína de cocaína o de cualquier droga que engancha muchísimo menos que el amor. Él había vuelto a su vida, su queridísimo amor, tan preciado. La amiga se agachó frente a la chica y la empezó a suplicar de rodillas que por favor esa tarde quedaran con él y un amigo más. Ella aceptó. Que más daba, se estaba acabando el verano y probablemente ya no volvería a saber de ellos, por eso aceptó. Volvió a la ducha y mientras, su amiga le contaba como había sucedido todo. Terminó de arreglarse y fueron en busca de esos chicos que para una significaban tanto y para la otra tan poco o por lo menos tan solo hasta el momento. 
Cuando llegaron al lugar donde habían quedado, ella contempló a su amiga, como besaba con tanta efusividad a su amor y ella se quedaba parada mirando a su amigo, que ya conocía desde hace tiempo por cierto y, comenzaban a reír a carcajadas hasta que por fin se saludaron. Éste comenzó a hablar con ella y sin darse cuenta se habían alejado tanto del grupo que ni siquiera volvieron. Así que, ya que no iban a volver con el grupo, decidieron sentarse en el césped. La trató como a una reina la verdad, pero ella se quería hacer la dura. Sabía que, en caso de que pasara algo entre ellos, esto no los llevaría a ninguna parte. Él era un chulo, un tío que a la primera tía que ve con un buen cuerpo, no se lo piensa; va a por ella. ¿Por qué iba a ser con ella diferente? No quería hacerse ilusiones aunque esa tarde fuera genial. Estuviera llena de risas, de besos a medias y de mordiscos entre medias. Joder la había gustado no podía negarlo y quería contarlo. Al día siguiente, aunque no se conocieran mucho se quedaron a dormir los cuatro en casa de ella; cada pareja en una habitación.
Fue ahí, en ese momento, en ese instante, en el que ella vio que incluso los tíos más chulos, más duros también tienen sentimientos y que son así porque tienen un pasado que atormenta tanto que es la única manera de la que alivian el dolor. Por eso, ella pensó que podía ser diferente. ¿Cómo alguien así se había fijado en ella y por qué la había contado cosas tan íntimas de su vida? Fue ahí donde comenzó a darse cuenta de que le gustaba. Y es que dicen que las relaciones de veranos son las que más dentro llegan; y eso es cierto. Ella en tan poco tiempo le quería, se había enamorado. No podía estar sin él. Lo que no la cabía en la cabeza es como una persona con la que había estado tan poco tiempo se hacía querer tanto.  Él la decía más de un te quiero al día pero, ¿eran de verdad? Ella no se lo decía, tal vez porque en ese momento no lo sentía, tan solo le dijo que cuando lo sintiera, se lo diría y que cuando se lo dijera iba a ser de verdad, que esperarlo merecía la pena.. Y de repente, un día, salió un te quiero de su boca, de esos que tanto cuestan oír, de esos que tanto se necesitaban. Pero un te quiero verdadero cuando no te quieren, conlleva la ruina en una relación. Ella lo notaba. Estaba raro, distante, frío; ya no era lo mismo que al principio. Ella lo temía. Y llegó. 
Un día estando ella con sus amigas y él con sus amigos en una fiesta sucedió lo temido. Él llamaba a su teléfono le urgía verla. Ella ya desespera. Miedos que se ponen a flor de piel que te ponen la piel de gallina. Lo temido llegaba. Una relación con te quieros, unos sinceros y otros no tanto, llegaba a su fin. Él la pedía tiempo. Que la quería dice...Lo único que la dio tiempo a pensar fue que si dudaba de que la quería la había dejado de querer. Todo acabó. Cada uno por su lado, con sus antiguas vidas. No quería preguntas. Maldito día en el que todo cambió. Ella sabía que no saldría bien y arriesgó por él. Creía que le cambiaría pero gente así no cambia solo hasta que llega alguien que verdaderamente son superiores a ellos.

Será por cartas que describan su historia de amor y la de cartas sin destinatario que ha escrito y que nunca le ha mandado.  Supone que escribir su historia en un papel y quemarla la hará que el dolor sea menor; tal vez. Será por veces ¿no?
La única carta que conserva para él, es la última que le escribió en la que promete ser feliz y dice:
No sé por donde empezar, tal vez por lo tonta que fui, por creerte tantas veces, por regalarte un te quiero que en la vida te has merecido o por todas las mentiras que te has creído para poder mentirme mejor. Que bien te salió la jugada ¿no? ¿Así con todas? ¿Qué tal  te va con todas a las que las prometes tantas cosas como a mí? ¿Te creen? Que suerte y que ingenuas; joder como yo. No te deseo lo mejor cuando me has hecho más daño que mi primer amor pero tranquilidad que tú me aprecias como persona ¿no? Todo el mundo recuerda su primer amor como el más bonito o bueno su primer enamoramiento, pero ¿de verdad quieres que lo considere bonito? Si me duele el alma, más de lo que me dolería el cuerpo si me cayera desde un séptimo piso. Ni te imaginas lo que te he querido, pero que quieres, ¿cómo voy a contar esta historia a mis hijos en la que fui engañada? Ahora entiendo porque las madres a veces intentan que no suframos por amor, tal vez por todas estas mierdas. Para que mentirme, llámame loca si no me crees, pero te veo cuando no estas; te echo tanto en falta que ya no sé que hacer. He prometido no creer, ni volver a confiar en el amor, pero supongo que promesas como esas las hacen todo el mundo y pocos las cumplen. Prometo estar bien. No te daré las gracias por estos meses a tu lado aunque haya sido feliz.
 Feliz en una mentira.

Por cada sonrisa que provoca
una ruina se aproxima a su boca.

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