Susurro en el oído.

lunes, 3 de febrero de 2014

Que casa más bonita dijo ella desde fuera. Cogió su teléfono y apresuradamente marcó el número que el cartel tenía. Una mujer respondió al otro lado del teléfono. Parecía triste, sola. Ella la dijo que sin ningún problema la enseñaría la casa. Quedaron al día siguiente en frente de la puerta. La dueña había llegado antes que ella y cuando llegó la interesada vio unos ojos pasados por agua. No se atrevió a preguntarla nada acerca de su vida personal ya que todo salió solo en cuanto la mano de la vendedora toco el picaporte de la puerta:
Entre, por favor. Esta casa es preciosa pero todas estas paredes cargan con un peso enorme de daños. Los muebles se los regalo. En esta cocina, hicimos nuestra primera comida juntos. Es pequeña pero práctica. En la nevera hay unos cuantos yogures; tíralos estarán caducados como nuestra relación. Este es el baño. Su ducha, lavabo, inodoro y este espejo. Tiene rasguños porque vió como mi relación pasaba por sus peores momentos. Esta es la habitación es grande y bastante cómoda. En esta cama, tuvimos nuestra primera lucha de almohadas. Tiralas todas ya no quedan plumas en ellos. Pero no solo te voy a contar lo bueno de esto. Un día llegué y en esta cama, le pille acostándose con quien jamás pensé que me traicionaria; mi mejor amiga. Les eche a los dos y esta mirilla observó como consumaban su amor en ese descansillo sin importarles que yo estaba al otro lado de esa puerta. No permites que esta casa vea más cosas como esta o se derrumbará en pedazos.
La interesa estaba sorprendida. Asustada dijo, creo que en estas paredes quedan demasiados recuerdos que no se si me haran daño pero que tú debes recuperar o saber tirar.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Me fui por no sentir tus dedos caminar por la espalda que ahora muere de dolor.

Estoy al acecho de si te encuentro porque ya no te tengo. Rozo pieles que no dan sentido alguno a mi existencia y me desmorono. Mis dedos caminan por la espalda de otros que no tienen el lunar al que pertenezco  porque yo no les correspondo a ellos. Soy un vaiven de sensaciones que no entiende de idas y venidas ni siquiera de cosas malas o buenas. entre tinieblas veo tu rostro, creo que eres tú, y salgo corriendo a buscarte pero cuando llego solo veo tu foto hecha pezados y recuerdo que la destrocé la noche anterior y me maldigo por haberlo hecho. Ya no tengo nada con lo que recordarte. He quemado camisas, cartas y he vendido joyas que habías regalado. Me llenaste de regalos pero nunca de amor porque nunca me gustaron las mitades y tú siempre me regalas tu maldita mitad. 

jueves, 21 de noviembre de 2013

Quiero ser la única que alquile tu pecho y a la que nunca desalojes.

Siento no poder escribirte la poesía que te mereces pero espero que estás líneas te llenen tanto como los versos que jamás te podré escribir.
Estoy en el filo de la cuerda floja pensando si tirarme y caer en tu pecho o caer al vacío para perderme. Me quedo. Alquílame la habitación que está a tu izquierda en ese cuerpo que me hace sentir protegida; llámalo como quieras, yo lo llamo alma. 
Estoy pendida  del piano de tus cosquillas intentando tocar la mejor melodía cada vez que te hago reír (y, creo que, deberías sacar un nuevo disco) Ojalá  te escucharan reír cada vez que esa risa de niño ilusionado (como cuando le regalan un juguete nuevo a un pequeño niño,  se divierte con él y se convierte en su juguete preferido) se percibe cada vez que sale de tu boca. 
Vete donde quieras sé que volverás. Sé que nadie sabrá hacer de tu lunar, ese que se encuentra  en medio de tu espalda, el centro de su universo. Sé que nadie girará en torno a ti tal y como yo lo hago o como los planetas al Sol . Sé que me llamarás. Lo incierto sería que tu hicieras algo sin mí; pero la verdad es que yo igual; es recíproco.
 Cada vez que giras la esquina un escalofrío recorre mi cuerpo por si no te vuelvo a ver pero lo cierto es que vuelves corriendo y me besas. Que vicio tengo de mirarte y no dejar de hacerlo.
Gema Fernández 

jueves, 14 de noviembre de 2013

Búscame cuando sepamos que no nos haremos daño.

Podría parecer que nos estamos perdiendo sin ni siquiera  habernos encontrado. Podríamos ser una casualidad del destino que ni siquiera nos quiere. Tal vez, en la vida que fuimos debimos de habernos querido un poco más. Pensamos que dejarnos nos vendría bien y solo hay que vernos ahora. Las horas que hemos dejado pasar y las horas que pasan duelen cada vez suena el segundo que produce el tic-tac de tu reloj. Será eso, querernos fue malo pero dejarnos de querer fue lo peor. Esto suena a despedida, esa que no lleva porque ni siquiera nosotros existimos.

jueves, 10 de octubre de 2013

Llegas y me paraliza, te vas y me desmoralizas.

Estoy en plena calle de Gran Vía, buscándote. Hacía tiempo que no sentía una noche tan fría; solo por verte sonreír. Estoy en Madrid centro, las gentes me hacen tambalear sobre pie izquierdo y derecho, serán las dudas que aturden mi cabeza cada vez que te pienso. No tiembles. Mis dudas se resuelven por cada vez que tus labios rozan los míos, o cada vez que mi boca alcanza a morder tu piel de terciopelo. Estoy en fase de asalto al corazón, de robar sentimientos hasta quedar vacía, de no volver a temblar al pensarte. 
Parece ser que estoy acostumbrada a tus manos cuando acariciaban mis lunares y formaban la mayor melodía en un pentagrama sin fin.
Estoy guardando silencio, por si me llamas, por si te acuerdas de mí...resulta que siempre escucho tu risa en mi cabeza y por eso no puedo olvidar de ti.
Estoy soñando con un catorce de febrero, y como siempre apareces en mi sueño. Perdóname por desgastarte con tanto despiste o ganas de querer soñarte. Pero hoy no era un simple catorce de febrero. Ya no era un día cualquiera, ni siquiera era el día de los enamorados; era nuestra día. Llegabas tarde como siempre. Americana negra y camisa blanca era lo que portabas. No debería mencionar la sonrisa que llevabas esa que siempre tenías cuando me veías mirarte con ojos que desprendían fuego. Hoy llegabas con algo diferente. Un ramo de rosas sujeto en tu mano derecha. Era un tanto peculiar. Los ramos suelen tener doce rosas o la docena; el nuestro no. El nuestro tenía siete rosas; cinco rojas y dos blancas. Tú el que está leyendo, sabe porque esto.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Estamos a un paso de querernos,
estamos a un paso de encontrarnos,
encontrarnos en los lunares del otro,
en el horizonte  del infinito.
Hoy probablemente sea lo suficientemente fuerte como para escribirte una carta de despedida. El problema que no la leerás.
Querido desconocido:
Vengo para hablar de una despedida que no existe, de algo que nunca ha surgido. Estoy hablando de un nosotros que nunca fue. Estoy hablando de las miradas de las que fuimos cómplices, de las ilusiones, de las mariposas en el estómago. Eso fue amor a primera vista y no los de película.
Vengo para hablar de lo mucho que me equivoco,
de las veces que te dije adiós y nunca debí hacerlo.
Vengo con una carta de despedida bajo el brazo para que no se moje, para que la leas, para que nos olvidemos, para que esto acabe. Tal vez por el daño que me haces o que te hago. Ya no sé a quién duele esto. Sé que me estoy volviendo a enamorar mientras escribo para ti, mientras recuerdo tus ojos color miel mientras sonríen o labios que me tiran besos debajo de la lluvia, palabras que jamás el viento se llevó pero promesas que hoy vuelan.
Hoy me he dado cuenta que he vuelto a ser la misma. Siento decirte que ya no soy la chica de la que te enamoraste. Ahora vuelvo a ser la misma que antes de ti. Antes de ti yo no era dulce sino amarga como el café, fría como el hielo.
Ahora estoy rota como un cuadro, o en ruinas como Roma. Ya no sé si esto es suficiente pero esta es nuestra despedida, este es nuestro adiós por no querer enamorarme de ti por el miedo a que sigas siendo lo demasiado capullo como para que acabemos perdiéndonos.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Contigo o sin ti ya no queda claro.

¿A qué estas esperando? 
Estás a la espera de versos que no llegan, de unas lágrimas de alegría que nunca caen, que la tristeza baña tus aceras cada noche, cada día, cada amanecer.
Ven que quiero hacer poesía en tus labios- Que hoy las ganas han subido por las escaleras y nosotros las hemos alquilado una habitación. Quieren hacer esa palabra que muchas personas no se atreven a pronunciar "el amor".

Empiezo un verso libre con la alegría que emana de la sonrisa que de tu boca brota.
Empiezo un verso libre con la esperanza de que pronto llegará diciembre pero que esta vez será contigo. 
Empiezo un verso libre con las ganas de poder estar recitandotelo en un formato susurro al oído y no escribiéndote aquí.
Empiezo un verso libre pensando que podría estar haciendo poesía tocándote una melodía en el piano dónde do-re-mi seamos nosotros y fa-sol-la sean las ganas que tenemos de querernos.
Empiezo un verso libre pensando en ti.
Empiezo un verso libre contigo.
Termino un verso libre sin ti.
Hace tiempo que no escribo. Hace tiempo que ya no sé lo que es explayarse en un folio;ya no sé dónde puede hallarse mi querida inspiración. Sé que cuesta, que el arte de escribir no es para todos por eso vale tanto. Sé que esto que escribo no es lo suficientemente bueno como para ser digno de leer, pero tal vez hoy esté haciendo metáfora en un texto entero.
Y es que no me salen palabras en eso de los sentimientos al igual que cuando estoy delante de ti, cuando me quedo sin respiración con solo una mirada abrasadora.
Ojalá Neruda o Bécquer hubieran sido capaces de decir lo difícil que a veces es escribir pero lo único que hacían eran describirte, con esos increíbles detalles que hacían de ti una pequeña perfección. Sé que han descrito un amor, tal vez sincero, pero dime quién va a describir mejor que yo el sabor de tus besos o la textura de tus labios. Dime quién va a ser capaz de describir con palabras lo que siento al besarte. Ojalá pudiera decírtelo con palabras, pero estas callan cuando más las necesito, no me dejan contarte  lo mucho que te necesito, son más de darme impulso para poder besarte y en ese beso desahogarse.

Archivo del blog