Susurro en el oído.

viernes, 19 de julio de 2013

Ese pero que impide la posibilidad.

Tal vez no soy digna de escribirte esta carta. No soy digna tal vez de culparte de los errores que cometimos. Si soy digna de quedarme con nuestros recuerdos y si quieres te hago un hueco en el sofá, damos al play y los vemos juntos. Puedo ser o no digna de admirarte tan solo con verte, pero no me quedo ahí, me quedo con las ganas que te tengo, con los besos interrumpidos por un mordisquito que nos hace cómplices de lo que en una milésima de segundo nos provocamos el uno en el otro. Me quedo con lo bueno porque lo malo lo borro contigo. Tú me enseñas una vida a tu lado llena de color, alegría y optimismo y mientras que esa personalidad mia a veces se esconde, entre pequeños rayos aparece la niña que siempre llevo dentro, revoltosa, cariñosa, simpática, habladora, esa que solo tu consigues sacar.  Tienes un efecto sobre mí que nadie sabe que alguien pudiera causarme tanto efecto. Provocas en mí lo que en una clase sucede cuando llega alguien nuevo, o en un trabajo que se revoluciona el personal. Las cosas han cambiado pero parece que nada nos puede separar.

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