Susurro en el oído.

domingo, 24 de febrero de 2013

Salió corriendo de su casa, apresurada como que no quisiera que nadie la viera. Iba despeinada pero el viento que hacía la despeinaría más aún. Y, no iba maquillada, es más, parecía que el rimel corría por sus mejillas. Corría bajo la lluvia y por eso sus lágrimas pasaban desapercibidas. No era cosa del tiempo ni casualidad que lloviera, esto pasaría algún día y ellos lo sabían, todo acabaría y cada uno iría a refugiarse en otros brazos, en otros besos que cubran los anteriores pero que no los sustituyan. 
Y él, dejó pasar la mejor oportunidad de su vida, no encontraría ninguna otra chica que le quisiera tanto como ella lo hacía y continuaba haciéndolo. 
Nadie lo entendía. Eran felices. Todo el mundo los envidiaba incluso la belleza de la Gran Vía, no era posible que hubiera acabado, incluso ellos no querían admitirlo, no querían ser conscientes de que una tarde de domingo, con lluvia amenazante de tormenta, pintaron en sus ojos un color gris mientras que durante todo un tiempo la habían pintado París.
Ella caminaba, paso a paso, poco a poco, suspiro a suspiro, por todas las calles de Madrid que agarrados de la mano habían recorrido, con la intención de mirar al frente y encontrarse con los ojos que un día la firmaban te quiero en el firmamento. Pero no les encontraba, lo único que encontraba era un vacío que nadie rellenaba, que nadie sabía consolar.
Él. Él se había ido, había decidido olvidarla, lejos, con la intención de volver y ese día encontrarse con ella y reunirse con el frío que le aguarda el caos que produjo esas ruinas.


Sus corazones solo pedían a gritos que volvieran,
que se habían acostumbrado a estar juntos y 
desacostumbrarse sería difícil.

miércoles, 13 de febrero de 2013

No recuerdo lo que fui, lo que fuiste o tal vez lo que algún día conseguimos ser.Ya no recuerdo si lo nuestro fue un 'tú a lo tuyo y yo a lo mío' o si tal vez fue un 'nosotros a lo nuestro'. He perdido la noción del tiempo, es más he dejado de contar el tiempo que me queda, para verte, soñarte o sonreírte. Quien sabe si algún día volveré a hacerlo. Contigo volví a saber que era el amor, la ilusión...Esos sentimientos o sensaciones que son tan pasajeros y así pasaron por mi vida contigo. Y juré no volver a creerlos, pero ahora vuelves con una actitud incesante y tan dominante que sorprende, que me reta a desafiar mi palabra. 
Todavía enredas tus dedos en mi pelo, tu boca en mis besos y tu mirada en la llama que se enciende cada vez que me miras. ¿Tus ojos? Tus ojos siguen reflejando ese brillo que nunca ha desaparecido, que tanto sorprende y que les hace únicos. Y, ¿mis ojos? En mis ojos se refleja la mayor de las perfecciones imperfectas que conozco.



Prometo quererte sin prisas, sin dudas 
hasta que toquemos el cielo con la locura


martes, 12 de febrero de 2013

Loca de amor entre estas sábanas que solo tapaban nuestras pequeñas marcas. Una habitación con un aire despeinado pero que guarda noches enteras haciendo el amor. Ya no necesitaba impresionarte con mi vestido negro y esos zapatos rojos cada vez que venías a verme, que más da, ya me habías visto de todas las maneras posibles. Y yo había descubierto tu alma, con la que me fundía cada noche, que tanto escondes bajo una de tus malditas fachadas. Recuerdo ese olor dulce de nuestros cigarros, que ahora su olor es amargo, después de hacer el amor, que se fundían en nuestras noches cálidas. Inviernos sin calefacción pero veranos con ese aire acondicionado que mentía a la piel. Yo, no necesitaba otro mundo más allá del que tus lugares eran capaces de crear. Pero una noche ante un desliz de bastantes copas de anís  una sombra agarro tu pelo y te condujo de nuevo a tu vida desdeñada, con ese desdén que antes tanto te gustaba, que yo supe arreglar y que tú volverías a cogerlo por costumbre. El decirte adiós, dolió. Ya no recuerdo a quién. Solo recuerdo esas noches en vela y esas noches en discotecas conductoras a pequeñas dosis de pasión, y nunca de amor, que a la mañana siguiente desaparecerían. Y tú, escribes para mí, tú que en la vida te ha dolido nada y ahora parece que se te va la vida en ello.


Pueden existir miles de oportunidades para conocernos pero
 si alguna tiene que salir bien será la primera.

Querido nadie:
He perdido la noción del tiempo y ya no sé donde buscarte cada vez que te echo de menos. He buscado debajo de las piedras, de las casas, he viajado hasta lugares inexplorados para buscarte y no he encontrado nada, ni a ti ni algo que se pareciera. He preguntado por las calles donde siempre solías estar y me han contado que has desaparecido, que hace tiempo que no saben de ti o mejor dicho que tú ya no quieres saber nada de ellos. He intentado localizarte pero borré tú número de contacto cuando creí que ya nunca más necesitaría algo de ti y ahora te reclamo, en estas noches en vela, en estas líneas que nadie entiende y que todos las consideraran innecesarias, que incluso ni tú leerás. Y todavía te considero un cielo por llevarme todos los días a las nubes con caricias y sonrisas que ahora se marchitan en esta inmensa soledad. Mi evasión se resumía en ti, tú la mayor de las razones de mis sonrisas, tú mis mejores noches, tú y los buenos días que nunca se resumían a un desayuno con diamantes, tú mi mejor amante, tú como siempre, tú, tú, tú y, siempre tú. ¿Y yo? ¿Y nosotros? ¿Dónde nos quedamos? ¿Dónde nos perdimos? ¿Cuando dejamos de querernos? Tranquilo no te asustes, ni siquiera yo comprendo todo lo que digo, amor.



Por muy todo que seas no,
 eres nadie para decirme que no me enamore.

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